Fotos y videos: Luis Vazquez

Medida del Mar @ Salón Silicón

curada por Elisa Gutiérrez Eriksen

Este es el sacrificio que requiere el acto de creación, un sacrificio de sangre. Pues solo a través del cuerpo, solo abriendo la carne, se puede transformar el alma humana. Y para que las imágenes, las palabras y las historias tengan ese poder transformador, deben surgir del cuerpo humano––en carne y hueso–– y del cuerpo de la Tierra ––piedra, cielo, líquido, suelo––. Este trabajo, estas imágenes, que perforan la lengua o los lóbulos de las orejas con espinas de cactus, son mis ofrendas, son mis sacrificios de sangre azteca. 

Gloria Anzaldua, Borderlands, La Frontera: La nueva mestiza.


Medida del Mar es la primera exposición individual de la artista Alva Mooses en la Ciudad de México, y reúne obras recientes que se han desarrollado de manera material, conceptual y afectiva. Incluye recortes de aluminio, textiles, grabados, cerámicas y una instalación sonora resultante de exploraciones desarrolladas a lo largo de varios años. La investigación de Mooses se originó a partir de un modelo de globo terráqueo moldeado en barro en el que la artista reconfigura el arco, la base y las perillas que atraviesan el eje de la tierra. Así, a través de estructuras rotas, Mooses genera una serie de símbolos que, aunque asémicos, resaltan la posibilidad de nuevas construcciones, lenguajes y formas de medir el mundo. En Medida del Mar, Mooses explora el escurrimiento, el drenado y el hilado, y repiensa los dispositivos de medición del mundo mientras traza hilos formales y afectivos entre el cuerpo y la tierra.

Las evocaciones de una tierra colapsada tienen connotaciones políticas, sociales y ambientales al mismo tiempo que subvierten las líneas y fronteras impuestas por un deseo colonizador e imperial. En Medida del Mar (2024), una pieza textil de la que surge el título de la exposición, el lino se tiñe con índigo sobre cochinilla ––dos pigmentos entrelazados en historias de colonización. En esta pieza Mooses recupera la forma del globo terráqueo tal como se ve desplegado en una proyección cartográfica, y utiliza el peso y los pliegues de la tela de lino para evocar la piel o partes del cuerpo como senos o vientres de embarazadas, al mismo tiempo que invoca grandes cuerpos de agua. Mooses reflexiona sobre su experiencia de convertirse en madre, la idea de hacer un mundo en el cuerpo y la dramática transformación del cuerpo durante el embarazo y el parto.

En Anclas (2024), un grupo de piezas cerámicas con formas de mazorca de maíz esculpidas a mano y que sostienen una cadena de collar destada, sugiriendo un tipo de cuerda náutica a la vez que un cordón umbilical, Mooses honra aún más la maternidad, que para la artista incluye la autonomía reproductiva. En Hélice (2017), una serie de monotipos compuestos por arcos espejeados y hechos con pigmentos crudos en diferentes tonos de azul, Mooses propone múltiples configuraciones de cuerpos de agua cuyas formas se repiten a lo largo de la exposición. En otra exploración de índigo sobre tela, Lóbulos (2024), la artista tiende múltiples piezas de seda con diferentes intensidades de tinte índigo que toman su forma a partir de los pétalos o cortes de diagramas desplegados de la tierra. En el lexicón de la artista, las formas estiradas en Lóbulos se transforman en lenguas al tiempo que evocan antiguas formas terrestres como las estalactitas. Esta instalación dialoga con la obra literaria de Gloria Anzaldúa, quien en su libro Borderlands escribió: “Tendré mi lengua de serpiente, mi voz de mujer, mi voz sexual, mi voz de poeta. Superaré la tradición del silencio.” (Anzaldua, 59) La variedad de matices de índigo que nos ofrece la artista, señalan los vastos linajes culturales, políticos y espirituales del pigmento.

Los tonos azules de Lóbulos son reinterpretados acústicamente en Pulso Telúrico (2024), una pieza sonora de tres canales en loop, inspirada en los sonidos del agua en la que el golpeteo de piedras, el aleteo de telas y un violín, actúan como instrumentos de percusión que traen a la memoria la respiración, el viento, las olas, así como ciertas formas de trabajo. Esta instalación sonora, un trabajo colaborativo creado con Ukiah Mooses, hermana del artista, es un diálogo continuo que evoca elementos cíclicos dentro de la naturaleza.

En Turtle Face and the Last Drop (2024), Mooses reúne un nuevo vocabulario visual representado a través de recortes de aluminio golpeado. La instalación a pared incluye secciones del soporte del globo terráqueo deconstruido, y referencias a narrativas animales y humanas que aluden a representaciones de artefactos prehistóricos de barro, incluyendo diferentes contenedores para agua y leche. Las imágenes del soporte del globo retorcido aparecen también en Medidas (2023), una serie de grabados que consideran la historia heredada del mapeo colonial dentro del grabado occidental.

Al interactuar con distintos materiales, simbologías y lenguajes pictóricos, Mooses crea un nuevo mundo de poéticas regidas por procesos materiales y químicos que reivindican al mundo natural frente a un sistema cartográfico impuesto. Medida del Mar invita al espectador a re-orientar su atención hacia las texturas, las superficies y los tonos, a través de un lenguaje que afirma al cuerpo y a la tierra como seres interrelacionados.